jueves, 5 de septiembre de 2013

¿Qué busca el blog?

En principio el blog no iba ser otra cosa que una serie de archivos que guardaría en formato blog, en Internet, destinados a varias finalidades.

La primera servir de despedida de un sueño, de una esperanza. Manifestando, para reforzar, mi aceptación de que la mujer que yo amo no es más que un anhelo y cuya existencia pertenece al reino de la fantasía, esperar lo contrario es vana esperanza.

Quería y quiero librarme de esa vana esperanza. Pues cualquier esfuerzo que le dedique a ello es un esfuerzo perdido, en el que se mal gastan fuerzas y energías que de no ser por ello se dedicarían a cosas fructíferas.

Pero a la vez, junto con la despedida el blog pretendía ser una carta de amor pues aunque normalmente perder la esperanza es un paso imprescindible en el proceso de superar un desengaño amoroso, y hasta el punto de que solo una vez se la pierde el proceso de superación comienza... bueno... "normalmente" sin necesidad, exacta, de hacer borrón y cuenta nueva si se acaba pasando pagina y pudiendo entonces iniciarse una nueva pagina en la vida sentimental de una persona... en cierto modo eso es lo que buscaba y pretendía que me ayudara a lograr el blog.

Que me ayude a ver e interiorizar que el ideal que he buscado durante toda mi vida no es un ser real, ni lo va ser por mucho que me pese. Y, me libere de ese modo de su búsqueda.

Eso, por supuesto, no es renunciar ni negar que la mujer que amo es como es. No puedo negar lo que siento, carece de sentido autoengañarse. La amo aun a sabiendas de que no existe y de que ni dando mi vida a cambio lograría que existiera. La tengo muy cerca, pero que muy cerca ya que ella habita mis anhelos, sueños y fantasias y a la vez tan lejos, pero tan lejos, que hasta una distancia matemáticamente infinita se queda corta al tratar de expresar una lejanía tal, solo la que impone la muerte se le parece un poco, pero es mayor aun que la de la muerte, dado que la muerte no puede negar la vida que existió, el aire que se respiro, ni el sol que abrazo una piel, ni la brisa que se la acaricio.

Pero su vida nunca existió, ni jamás respiro, ni la abrazo el sol, ni la acaricio brisa alguna.

Conozco bien su mirada. Sé como mira la vida, al mundo, como se mira cuando se mira en un espejo, su modo de mirarme a mi; pero si trato de imaginar su rostro, no puedo, es un rostro que no tiene color de piel, ni sus cabellos lo tienen, ni sus ojos tampoco. Y, aun así ella es la mujer que amo. Y, siento lo que se siente cuando se ama. Y, necesito...

¡Tantas cosas!

Siento la necesidad de llegar a ella, hasta ella, en esa insistencia suya y decirle que la amo.

Parece una locura, como la de la madre que de vez en cuando se descubre a si misma hablando con la hija que 20 años atrás murió antes de nacer pero en la que aun sigue pensando con cierta frecuencia, sintiendo siempre y por supuesto amando. A la vez que se pregunta como sería esa hija, esa niña, esa mujer.
Puede resultar, sonar, raro pero no es necesario que alguien exista para que le amemos, ni siquiera que haya existido.

Basta con que tengamos los motivos para ello. Amamos por que amamos. Sin motivo aparente, sin pedirle permiso a nuestra razón, sin elección.

Y, siento la férrea necesidad de que a falta de sol pueda al menos mi amor abrazarla.

Y, necesito muchas otras cosas...

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