sábado, 28 de marzo de 2015

DIE MOORSOLDATEN y el blog

Al mirar el blog veo que se me va quedando bastante tétrico, no es, claro, lo que deseo que suceda. Pero por el momento tampoco le veo solución. Son precisamente las circunstancias trágicas de sus vidas lo que no solo ha hecho posible que la personalidad de mujeres como Roza Shanina, Trauld Junge, Sofía Scholl o Irena Sendler hayan destacado sobre la de otras, si no que también son la causa de que yo haya llegado a tener noticias de su existencia.


Otras, en circunstancias felices, o no pasan a convertirse en personalidades publicas o no tiene ocasión de mostrar tener esos rasgos en su personalidad.


Pensando sobre ello he terminado pensando en algo ya no directamente relacionado con el blog.


Relacionado con los campos de concentración. Con sus victimas.


En como vivieron aquella experiencia, todos, durante ella, y tras ella los que la lograron sobrevivir.


Entiendo que los supervivientes, por regla general, prefirieran enterrar sus recuerdos en el silencio. Fueron experiencias demasiado traumaticas para hablar de ellas a quienes no las compartieron y por dos motivos. Uno que son difíciles o imposibles de entender por aquellos que no las vivieron en primera persona y dos que abren heridas en el recuerdo y en las que resulta muy doloroso hurgar.


Comprendo que sus hijos “notaran” que se prefería el silencio y colaboraran con él, simplemente no haciendo preguntas a sus padres. También que los nietos, al contrario que los hijos, sientas más libertad para hacer esas preguntas y menos trabas a buscar saber lo que ocurrió. Y, que por lo tanto son más los nietos que los hijos los que puede que estén ayudando a sus abuelos a expresar en palabras lo que fue aquello, tarea esta que me parece esencial para que las victimas, las familias de las victimas y la sociedad en su conjunto pueda comenzar realmente a superar los traumas que han dejado esas experiencias.


Pero...
No se trata solo de recordar y contar para un “que no se vuelva a repetir”.
Lo que voy decir ahora puede ser tremendamente mal interpretado, pero creo que lo debo decir:


No basta con recordar, hay que “saber recordar”. “Saber mirar”.
Lo voy intentar expresar hablando de una canción. No se me ocurre mejor modo.
No es una canción cualquiera, es Die Moorsoldaten.


La canción Die Moorsoldaten nació en los campos de concentración nazis, repletos en aquellos momentos de opositores al nazismo, sobre todo socialistas y liberales. Desde allí termino extendiéndose a todos los campos incluidos los de exterminio. Sus creadores fueron prisioneros de esos campos, es originalmente una canción triste, inspirada en el sufrimiento diario de esos prisioneros, que termino, en cierto modo sirviendo de himno no oficial de los prisioneros de aquellos campos.




Aun de vez en cuando se escucha esa canción y de ella existen distintas versiones, muchas fácilmente encontrables en Internet. Pero con su popularizacion han surgido versiones alegres de dicha canción y eso ha despertado una polémica pues resulta que hay personas que las consideras poco respetuosas con las victimas.





¿Donde esta la falta de respecto?


Yo no la veo.


Me gustan sus versiones tristes, pero no entiendo que se vea como irrespetuosa la alegría.


Hay que llorar las victimas, lo que se les hizo, pero que nos prohibe o desaconseja celebrar la victoria sobre sus asesinos y torturadores?


Considero que solo si el nazismo hubiera triunfado y dominara hoy el planeta sería, entonces, irrespetuoso dar un tono alegre a la canción. Pero yo no veo incompatible llorar por la mañana a las victimas y celebrar por la tarde que sus verdugos fueron derrotados.


Esa derrota llego demasiado tarde para muchas de las victimas pero a tiempo de evitar aun muchisimas más.


Ser incapaz de cantar alegremente esa canción me parece señal de que aun se sigue prisionero de esos campos, ser capaz por el contrario me parece que aun en el caso de haber sido uno de esos prisioneros no solo se ha logrado sobrevivir si no que se ha logrado SALIR.


Ese salir, no es un salir que olvida lo ocurrido, si no un salir sin dejar atrás el recuerdo pero que lo recuerda todo, recuerda como se entro, que sucedió dentro y que pese a todo se ha salido y como se ha salido.


Nos recuerda que luchar contra aquello valió la pena, y que si alguna vez aquello vuelve a ocurrir se necesitara de nuevo luchar y por supuesto se luchara.


Die Moorsoldaten en su versión original y similares nos recuerda lo que ocurrió, pero en su versión alegre nos recuerda a su vez como termino y eso es algo que también ha ocurrido y que es esencial recordar: Nunca debemos olvidar como termino todo aquello y el precio que hubo que pagar para que terminara y que aun así valió la pena pagar ese precio. En su versión alegre Die Moorsoldaten festeja la derrota del nazismo, la salida de los campos y honra a todos aquellos que dieron la vida o se la jugaron para que en efecto los campos terminaran siendo solo historia que no se debe volver a repetir.


Y, el tipo de mujer que yo amo... tiene que saber mirar. Saber abrir los ojos, ver todo lo que hay, el dolor de las victimas, la derrota de sus verdugos y el heroismo de quienes hicieron posible esa derrota y esa victoria.




Tiene que saber llorar y tiene que saber reír y saber ver y aceptar las dos caras de la moneda: el luto y la fiesta. Y, no conozco mejor forma para festejar la derrota del nazismo que con esa canción tocada del modo adecuado a ese fin.